dimarts, 29 de juliol del 2008

¿Qué buscamos en nuestro viaje?

Desde pequeño he sentido una gran atracción por la antigua Yugoslavia. En un principio fue mi obsesión por el deporte la que me hizo fijarme en como aquel pais siempre estaba arriba de todo en muchos deportes, con nombres famosos como Petrovic, Kukoc, Divac, Vujovic, Stojkovic, Prosinecki o Savicevic. De hecho, cuando comento con los amigos las ciudades por las que vamos a pasar, prácticamente todos (los hombres) comentan "todas las ciudades me suenan por tener equipos de basquet".
Pero de hecho la antigua Yugoslavia es una región muy especial, con una historia muy densa, plagada de guerras, gestas heroicas, leyendas, magnicidios, genocidios, crueldades, y también, y lo más importante, zona de convivencia de culturas durante siglos. Por ejemplo, la Sarajevo que casi queda destruida hace poco más de diez años, es una de las ciudades del mundo donde mejor se ha dado la convivencia entre musulmanes, cristianos y judíos.

Descubrir si esta convivencia aún existe de forma pacífica a pesar de lo ocurrido es el principal objetivo del viaje. De hecho, para mí es la parada más importante del camino junto a la de Mostar, por encima de los paraisos de la costa adriática o de la elegancia austro-húngara de la que puedan presumir Zagreb o Ljubljana.
Pero aunque Sarajevo es el punto culminante éste no es el único objetivo de este viaje, y así queremos comprobar:
- Comprobar si Ljubliana es tan bonita y pintoresca como dicen.

- Si Zagreb da la talla como capital de un pais tan bonito como Croacia.

- Conocer en primera persona como son las cosas en la República Serbia de Bosnia y en su capital, Banja Luka, y si en verdad en ese territorio viven demonios que matan por placer (o simplemente se trata de gente que ha sufrido en sus carnes una cruel guerra mientras delincuentes convertidos en psicópatas jefes paramilitares violaban, degollaban y mandaban degollar inocentes jugando a ser dioses).


- Poder ver el nuevo "viejo puente" de Mostar y si su reconstrucción ha servido para unir no solo la ciudad sino a sus pobladores musulmanes y croatas.

- Disfrutar de la belleza de la ciudad amurallada de Dubrovnik y entrar en la farmacia más antigua de Europa.

- Probar los vinos de esa zona y degustar su gastronomía ( a ver si podemos comer ostras del Adriático)
- Ver la casa en la que nació Marco Polo en la isla de Korcula (en aquellos tiempos pertenecía a Venecia)
- Pasear por las calles del Palacio Diocesano que son el corazón de Split.

- Ver el foro romano de Zadar, y de paso el resto de la ciudad.

- Ver el faro de Piran, un pueblo pesquero muy bonito al lado de Italia y en el cual es prácticamente imposible aparcar ( a ver como nos lo montamos).

- Salir sanos y salvos del supuesto caos automovilístico de esa zona (aunque tendremos que estar alerta durante los más de 4000 km que pensamos hacer en coche).
- Hacer muchas fotos y disfrutar de momentos agradables que podamos recordar siempre.

Esperamos poder irlo contando en este espacio con fotos y descripciones detalladas.

¡Ya falta menos para el viaje!

diumenge, 27 de juliol del 2008

Los eslavos de los Balcanes


Eslovenia Croacia República Sprska Bosnia Herzegovina

La península balcánica, encrucijada entre Oriente y Occidente, es la cuna del Helenismo, que es la base de la cultura occidental, es la tierra en la cual, durante siglos, han convivido cristianismo ortodoxo y católico, judaismo e islam, eslavos, húngaros, latinos y turcos, tracios e ilirios, griegos, macedonios, albaneses, ...

Yugoslavia significa la tierra de los eslavos del sur. El pueblo eslavo es la base de la población de paises como Rusia, Polonia, Chequia, Eslovaquia, Bulgaria o Yugoslavia. En sí Yugoslavia no es más que un proyecto de cohesión de los pueblos eslavos de Eslovenia, Croacia, Serbia, Bosnia, Montenegro y Macedonia que surgió en la época del romanticismo en el siglo XIX, después de la caida de Napoleón, cuando las nacionalidades minoritarias que habían sido durante siglos dominadas por los grandes imperios europeos comenzaron a sentirse con fuerza para reclamar sus identidades propias, con una lengua y cultura, que por lo general habían sido aplastadas por los dominadores. Así, desde mediados del siglo XIX hasta la primera guerra mundial, a menudo se dio que estos paises subyugados se vieran apoyados militarmente por vecinos poderosos que les animaban a independizarse de sus dominadores. Por ejemplo Rusia ayudó a Serbia y Bulgaria a expulsar a los turcos, mientras Bosnia pasaba de manos turcas a las de los austríacos, tal como ya era la situación de Croacia y Eslovenia.
La idea de conseguir una Gran Serbia llevó a la organización terrorista serbia Mlada Bosna (Joven Bosnia), supuestamente con el apoyo del estado serbio, a asesinar al príncipe heredero del imperio austro-húngaro Francisco Fernando, con la idea de conseguir que los austríacos abandonasen Bosnia y ésta se uniese a Serbia. En verdad el asesinato, cometido por Gavrilo Princip, fue la excusa perfecta de los austríacos para declararle la guerra a Serbia con la voluntad de anexionársela, pero no contaron con que los diferentes imperios dominantes en Europa irían entrando en esa guerra por efecto dominó y ello llevaría a la primera guerra mundial. Tras esa guerra, el imperio Austro-Húngaro se desmembró y paises como Croacia, Eslovenia y Bosnia fueron independientes por primera vez en muchos siglos. En ese momento Serbia convenció a sus vecinos para formar el Reino de los Eslavos del Sur, bajo la regencia del rey Alexander Karadjordjevic. La ilusión de poder ser una nación unida con una cultura y unos objetivos en común hizo que esos vecinos se apuntasen a la idea, la cual en la práctica no fue más que una Gran Serbia, en la que el rey Alexander gobernó de forma autoritaria. Pronto eslovenos,croatas y macedonios, es decir, los vecinos más críticos a causa de su población más homogénea, comenzaron a rebelarse. El croata Ante Pavelic fue el que llegó más lejos; desde Italia organizó el asesinato del rey Alexander que se produjo en Marsella en 1934. Como el príncipe heredero Pedro era demasiado joven, el hermano del rey asesinado, el príncipe Pavel Karadjordjevic, se hizo cargo de la regencia. Durante la segunda guerra mundial, Hitler y Mussolini invadieron Yugoslavia. El príncipe heredero se exilió a Inglaterra y el Reino de los Eslavos del Sur fue dividido entre alemanes, italianos y búlgaros, también aliados del eje por la idea de poder establecer una Gran Bulgaria en los Balcanes. Salvo la zona de la Dalmácia, que quedó en poder de Italia, el resto de Croacia y gran parte de Bosnia se puso en manos de Ante Pavelic y sus ustachas ( insurrectos), que con un gobierno de extrema derecha, y con el apoyo de Alemania, Italia y la bendición del Vaticano, hizo una auténtica limpieza étnica de serbios, gitanos y judíos, dicen que incluso su crueldad hacía estremecerse a los nazis. Cientos de miles de personas fueron asesinadas sin ningún escrúpulo. Mientras tanto, en Serbia, dos grupos se rebelaban contra el dominio nazi: por un lado los chetniks, fuerzas nacionalistas leales al rey en el exilio, también de orientación extrema derecha; por el otro lado, del partido comunista ilegal en Serbia, Josip Tito, un croata, dirigía a su grupo de partisanos que se fue nutriendo de fuerzas provenientes de las diferentes etnias del reino, y que al final con el apoyo de fuerzas británicas, y sin necesidad de la ayuda de los rusos, consiguieron limpiar el reino de los eslavos del sur de ustachas y chetniks, de la forma más literal. Los mismos británicos ayudaron a esa limpieza cuando una vez acabada la guerra, devolvieron a la nueva República Federal de Yugoslavia, miles de refugiados pronazis que huían a Austria desde los balcanes. El ejército de Tito no tuvo ninguna piedad, tal como los ustachas anteriormente, o los chetniks, tampoco habían tenido. Ante Pavelic huyó a Roma, donde fue protegido por el papa Pío XII, después huyó a la Argentina de Perón, donde Tito intentó su asesinato sin conseguirlo, y al final huyó a la España de Franco, muriendo en Madrid en 1959.
Durante cuarenta años Josip Tito dominó con mano de hierro su Yugoslavia, eso sí, intentando tratar por igual a las diferentes federaciones. Su mayor error fue económico, dejando que Eslovenia y Croacia tiraran del carro de la economía, mientras el resto de las federaciones se mantenían en una economía agrícola poco desarrollada y con altas tasas de paro. Un punto a parte merece Kosovo, cuna del nacionalismo serbio pues allí, el 28 de julio de 1389, en Kosovo Polje ( Campo de los Mirlos), los serbios, en amplia minoría, comandados por su propio Leónidas, el príncipe Lazar Hrebeljanovic, perdieron una batalla heroica contra los turcos y que conllevaría la subyugación de Serbia al imperio Otomano. Esa zona durante siglos fue limpiada de serbios y repoblada con albaneses convertidos al Islam. Durante la época de Tito, la población albanesa fue tratada de forma muy despectiva, y Kosovo se convirtió en una región cada vez más pobre, con una alta tasa de natalidad albanesa, mientras los serbios cada vez se alejaban más de ese infierno.
En 1980 murió Tito, y con su muerte llegaron las luchas por el poder. De estas luchas emergió la figura de Slobodan Milosevic, el cual se hizo con el poder gracias a su mensaje basado en un nacionalismo serbio victimista por el mal sufrido por su nación durante toda la historia, incluso durante la época de Tito. Arengaba a los serbios a cambiar ese destino fatal por el de una Gran Serbia.
La mala gestión económica arrastrada de la época de Tito, la corrupción y el atraso de la mayoría de las federaciones no hicieron más que poner la pólvora que necesitaban las luchas nacionalistas para que estallara la guerra. Milosevic forzaba al resto de Yugoslavia a convertirse en una nueva Gran Serbia, tal como había intentado el rey Aleksander tras la primera guerra mundial, pero esta vez las federaciones más prósperas no se dejaron convencer. Primero Eslovenia y luego Croacia proclamaron su independencia animadas por la llamada del capitalismo y el apoyo de Alemania, la gran aliada europea de estos dos paises. A Milosevic no lo importaba mucho Eslovenia pues ésta queda muy alejada de Serbia y su población era muy homogenea, pero Croacia era otra cosa, en ella había regiones de alta concentración de serbios, y forzó la guerra para conseguir anexionarlas a Serbia. El Ejercito yugoslavo (JNA) atacó duramente las principales ciudades de Croacia, hasta conseguir que se aceptase la creación de unas repúblicas serbias de Croacia, cercanas a la anexión por Serbia, como mal menor para parar la guerra. Y cuando en Croacia se estabilizaron las cosas, más o menos, Bosnia se vio en la encrucijada de permanecer en una Yugoslavia serbia que no respetase los derechos del resto de sus poblaciones o en reclamar la independencia. Optó por lo segundo a la desesperada.
Bosnia-Herzegovina es una región constituida mayoritariamente por eslavos musulmanes (población que bajo la dominación otomana se convirtió al Islam por las ventajas que ello conllevaba, pues los infieles estaban obligados a pagar muchos más impuestos e incluso a dar sus hijos aún niños a los ejércitos turcos). Pero casi la mitad de su población se la reparten entre serbios y croatas (que ocupan la zona de Herzegovina). No es extraño pues, que en una fase aún inicial de la guerra de Bosnia, los dirigentes de Croacia y Serbia se reuniesen alguna que otra vez para buscar una división pactada entre ellos del territorio bosnio sin tener en cuenta a los musulmanes. La ambición de Radovan Karadzic, el lider de los serbobosnios, impidió ese pacto. Durante más de tres años una guerra cruel se entabló entre las tres etnias, cada una de las cuales hizo el máximo de daño que pudo a las otras según el potencial armamentístico con el que contaran. En este caso, el poderío militar serbobosnio, basado en el armamento y en cuerpos militares y paramilitares de la vecina Serbia, hizo posible que la mayoría de matanzas las realizaran desde su bando, pero sus enemigos tampoco se quedaron cortos, todos los bandos tenían sus propios campos de concentración mientras Europa miraba hacia otro lado sin hacer prácticamente nada por frenar la matanza. Milosevic había sembrado una tempestad de la cuál él mismo fue al final víctima. Ni siquiera pudo parar a Karadzic, el cuál se obsesionó por limpiar de musulmanes y croatas el máximo territorio posible de Bosnia para repoblarlo con serbios y evitar que sus enemigos reclamasen esas tierras de nuevo. Al final fue la presión de los Estados Unidos, junto al crecimiento del potencial bélico de los ejércitos croata y bosnio (este último gracias al levantamiento del embargo armamentístico que tanto mal les había hecho) las que hicieron que los serbo-bosnios aceptaran el plan de paz ofrecido por la ONU.
Después de Bosnia, la guerra se desplazó a Kosovo, y esa guerra fue la perdición definitiva de Milosevic. Consiguió que Serbia fuera bombardeada sin piedad por la OTAN, que los albanokosovares se saliesen con la suya de separarse de Serbia, y al final ser encarcelado por crímenes de guerra. En su celda murió en el 2006, supuéstamente por problemas coronarios, aunque si la verdad es otra seguramente no nos enteraremos hasta dentro de muchos años, o quizás nunca.
En julio del 2008 ha estado detenido Radovan Karadzic, el cuál ha vivido durante años en pleno Belgrado con una identidad falsa y ejerciendo la medicina natural. Se dice que frecuentaba tabernas de ultranacionalistas y con ellos brindaba por él mismo como uno más.